La historia de la zarzuela está íntimamente unida al Madrid más castizo, pues ha sido su cuna y motivo de inspiración de tantas obras que reflejaban la realidad social de los siglos XVIII y XIX a través de sus emblemáticas calles y sus personajes.
Felipe IV, en el siglo XVII, mandó construir en el Real Sitio de El Pardo el Palacio de la Zarzuela, denominado así por la gran cantidad de zarzamoras que lo rodeaban. En principio utilizado por su hermano Don Fernando como pabellón de caza, tras marchar éste a Flandes a la Corte le sirvió como el lugar de encuentro con los artistas de la ciudad y las fiestas que allí se celebraban recibieron el nombre de ‘fiestas zarzuela', de modo que con ellas empezaba a surgir el género lírico español por excelencia.
Los decorados recrean los ambientes de Madrid y los personajes prototipos de las clases más populares son los verdaderos protagonistas. Y es que en aquella época se mostraba un verdadero interés por la realidad social, sin olvidar que el ‘género chico' plasmó el folklore más castizo de Madrid, como son el baile y la música del chotis. Los temas musicales pegadizos y el bajo precio de las entradas hicieron triunfar el género entre las estratos menos pudientes de la sociedad.
Doña Francisquita es una Zarzuela en tres actos, con libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde, basada en la comedia La discreta enamorada de Félix Lope de Vega, con música del maestro Amadeo Vives. La acción se sitúa en el Madrid Romántico de mediados del siglo XIX, durante el carnaval.
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